Recursos Literarios (Recursos Fónicos)
Hoy queremos comenzar con una serie de cursos, aunque creo que la palabra curso le queda grande a esto, básicos de literatura, en primer término hablamos en entradas anteriores sobre el Estilo Literario como una forma única y exclusiva de cada escritor de plasmar su lírica, su prosa, su Arte. En esta primera entrada siguiendo con lo que es Literatura “Dura”, vamos a hablar de Recursos Literarios esperando que tanto las entradas anteriores sobre el Estilo, y las que vendrán sobre Recursos literarios ayuden a los amigos escritores Nóveles a incorporarlos a su escritura.
Una buena forma de comenzar siempre es definiendo la palabra o asunto del cual se va a hablar a continuación, y a este respecto ¿qué son los Recursos Literarios?
Los recursos literarios son una herramienta para colorear el Estilo, para generar efectos, inflexiones y alteraciones, son de uso poco habitual en el lenguaje común, pero algunos de ellos tienen el puesto de honor en la narrativa, los mismos pueden también llamarse como Figuras Literarias o Retóricas. Su objetivo es como dijimos, hermosear, llamar la atención, sorprender, perturbar si se quiere, la rítmica a fin de sacar al lector de su pasividad.
Para efectos prácticos los dividiremos en tres Tipos, Recursos Fónicos, Morfosintácticos y Léxico-semánticos, el día de Hoy veremos:
Recursos Fónicos.
Calambur o Calembour.
Básicamente es un juego de palabras, consiste en intercambiar, reposicionar una o varias palabras o sus sílabas produciendo como resultado un nuevo significado, suele usarse en frases breves con una finalidad casi siempre de orden jocoso.
Un Ejemplo: El pan está hablando / El pan está blando.
El ejemplo es un calambur producto de la homonimia de la palabra blando y hablando usando el “está” como puente para la homonimia
Por lo general es utilizado para hacer acertijos como el siguiente:
Fui al centro y vi unos zapatos y los compré ¿Qué compré? (Hilo).
¿Qué será? ¿Qué será? que en la mesa siempre está (la quesera).
Aliteración o Asonancia.
Consiste en el efecto sonoro que se produce por la repetición de un mismo fonema o grupo de fonemas con un fin expresivo determinado, es usado por lo general en la poesía más que en la prosa no poética, vamos al gran Garcilaso de la Vega como ejemplo de éste Recurso:
En el silencio sólo se escuchaba
un susurro de abejas que sonaba.
Cómo se darán cuenta el sonido sibilante de la “S” causa la sensación del revoloteo de las abejas de las que habla, logrando así una doble dimensión en su poesía, una simplemente poética y otra que escapa de la poesía misma y que transporta al lector a la realidad de las abejas revoloteando.
Un Recurso Fónico más conocido es la Onomatopeya, que consiste en imitar la sonoridad de algo por medio de vocablos, muy utilizado en las novelas gráficas para enriquecer las acciones de los personajes o lo que sea que se muestre en la escena, también es válido para libros infantiles y orientados a adolescentes, aunque no para literaturas más formales.
Por ejemplo, podríamos decir:
El chasquido del látigo / ¡Chiack, Chiack!, agitó el látigo- En ambas formas tenemos el movimiento del látigo, aunque en la primera se busca expresar mucho más que el sonido, también el movimiento del mismo; en la segunda solamente podemos tener el sonido, la primera la encontraríamos en una novela y es por eso que busca ir más allá que simplemente reflejar un sonido, mientras que la segunda probablemente la encontremos en un Cómic o novela gráfica donde acompañada de imágenes completará el efecto.
Paronomasia.
Es posible que se hayan dado cuenta de que se refiere al uso de parónimos, es decir palabras que suenan similar, pero tienen significados distintos, dijimos parónimos, pero en realidad no es tan radical la mayor parte de las veces, se repite una palabra y al cambiar algo en ella ligeramente se consigue un significado completamente opuesto, por lo tanto es una herramienta recurrente en los juegos de palabras.
Ejemplo: Tanta tinta tonta que te atenta y que te atonta (Estopa, «Tanta tinta tonta»).
